De vez en cuando veo las noticias de los canales televisivos habituales. Hoy ha sido uno de estos días y claro, como no podía ser de otro modo, me he encontrado con la noticia de los titulares: las maravillosas y celestiales Jornadas Mundiales de la Juventud (más conocidas como JMJ pero sin persecución policial sino con seguimiento mediático y gratuidad de servicios). Ante todo debo reconocer que no he sido capaz de seguir la noticia por entero, tengo mis limitaciones; pero al ver a todos aquellos jóvenes: sus caras y sus cánticos; sí que me ha dado en pensar un poco y hacerme una visión personal de los hechos.
Lo que he visto ha sido a mucha juventud “happy” de la vida. Una juventud en cuyos rostros se podía leer claramente que andan viviendo en un planeta paralelo a éste y que tiene más pinta de ser la perfecta vida de un anuncio que la realidad que nos envuelve a todos, creyentes o no. Imagino que todos ellos pertenecerán a grupúsculos sectarios del estilo del opus, legionarios de Cristo rey, etc… a los que sus papás han encontrado un medio barato de que pasen unas buenas vacaciones; financiadas por las empresas del Ibex 35 pero cuyos beneficios se repartirá la Iglesia.
Lo que he visto me ha hecho pensar en lo que deben pensar los miles de Cristianos o no Cristianos que están entregando todos sus esfuerzos en zonas miserables del planeta donde no existe recurso alguno. Se estarán subiendo por las paredes.
Pero claro, esos alegres jóvenes participantes del JMJ, como ya dije, viven tan alejados de esa realidad como tantos otros jóvenes que se entregan al botellón, a las pastillitas de colores o a cualquier medio que les aleje de la verdad; esa cruda verdad que borraría de un plumazo su hermoso mundo de Teletubbies si se quitaran la venda de los ojos. Por encima de ellos, de toda su estupidez, los que manejan el cotarro. Se llamen Mafias, Clero o cualquier nombre que se les quiera dar. La finalidad es la misma: que los jóvenes de hoy sean los futuros “dóciles” manipulables, aquel rebaño del que hablan los evangelios. Esa es la única finalidad. Esconder todo lo que afea el entorno para que las fotos salgan bonitas, para que no se enteren de nada hasta que estén tan adocenados que sean incapaces de ser ni pensar nada por sí mismos.
Lo realmente terrible en este caso, lo terrorífico de verdad, es el hecho de que quien monta toda este despropósito es aquel se autodenomina “representante de Cristo en el mundo”. Del mismo Cristo que nació en la pobreza, que mandó a sus discípulos a predicar desde la pobreza, el mismo que se volcó por y para los pobres. ¿No pensáis que es totalmente contradictorio? ¿No pensáis que fuera bueno que algún medio (aparte del Intermedio, donde Wyoming les pone en su lugar) se hiciera eco de esta contradicción?
A pesar de ser ateo pertinaz me he sentido como Moisés cuando bajo del monte Sinaí y se encontró a todo el pueblo hebreo alabando a los falsos dioses.
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