martes, julio 06, 2010

Los Tesoros 2

Paseábamos ayer mi gran amiga y yo y le comenté que había reparado, por fin, una pulsera de piedritas negras de Lanzarote que me trajo hace un par de años, cuando estuvo de vacaciones. Le comenté asimismo que aún tenía la suerte de que otras dos pulseras, que ella me hizo en un tiempo inolvidable, siguieran en mi brazo sin romperse. Ella me respondió, imagino que sin pensar, que solo eran cuentas de plástico y piedras. ¡Que gran error!
Eso me dio en pensar sobre la entrada que hice tiempo atrás sobre los tesoros y caí en la cuenta de otra clase de ellos que no tuve en cuenta entonces. Me refiero a los regalos que vienen de la amistad, del amor o del cariño.
Ese tipo de tesoros no es necesario que sean cuantificables. Incluso es imprudente que sean costosos, no tanto por su precio monetario sino porque las más de las veces tienen un alto valor en sangre.
Los grandes regalos que uno atesora son esas pulseras de cuentitas de plástico. Otras veces son un sencillo libro o una baratija como unos puntos de libro. Incluso pueden ser algo pintado pero de lo que se forma parte.
Al final los tesoros de verdad a los que me refiero no son en realidad esos regalos, son la sustancia que contienen de quien nos los regaló y de nosotros mismos. Una sustancia hecha de amistad, de amor, de pasión, de cariño.
Doy las gracias por ser poseedor de algunos de ellos.
Doy las gracias por saber valorar muchas cosas en su justo precio.

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