Pido perdón de antemano. Lo hago porque soy consciente de que me repito a veces hasta la saciedad. Pero sucede que cuando pienso en una imagen de la belleza, inevitablemente se me aparece el aria de las variaciones Goldberg del viejo peluca. Es como una obsesión sonora y recurrente, pero es lo que siente el que suscribe.
En éste caso propongo un versión más barroca y real de la que acostumbro a echar mano. Es más antigua y el amigo Glenn Gould aún respetaba los tempos de antaño.
Solo os comento que las notas que nacen a partir de 1’ 20’’ son la síntesis de la belleza a través de lo simple. O sea, la maravilla en 76 sencillas notas.
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