lunes, junio 21, 2010

Ya nos queda uno menos

No lo olvidé, fue algo peor aún. Lo obvié simplemente. Imagino que lo hice por lo que se hacen tantas cosas, antepuse lo importante que sucede en mi vida por la importancia que tienen algunas pérdidas. Olvide recordaros la pérdida de Saramago.
Para muchos, la gran mayoría, entre la que me incluyo, José Saramago puede haber sido simplemente un nombre. Incluso para mucho solo sea una pregunta  - ¿De quien coño me estas hablando?-
Evidentemente no hablamos de ningún personajillo de prensa rosa, ni de un deportista al que le pagamos millones por lucir propaganda de la ropa que a ellos les enriquece. No era un científico famoso, ni un astronauta, ni un explorador. Jamás inventó nada digno de mención ni fue tan polémico, excepto con la Iglesia que le debe recordar en sus oraciones, como para salir en las portadas de revistas o noticiarios.
Era un simple premio Nobel de literatura. Un humilde jugador de y con las palabras. Un portugués anciano, afincado en Lanzarote desde hacía unos años y que había aprendido las cosas que provocan las dudas.
No le he leído lo suficiente, lo confieso, apenas dos obras suyas, pero me encanta su modo de escribir. Le he escuchado varias veces por la radio y me pareció lúcido y tremendamente sencillo. Ese es todo el conocimiento que acumulo de él hasta ahora.
Lo que no podemos dejar de pensar es que con él se nos va otro de los importantes, otro de los que ya no se repiten, un ser íntegro y consecuente con él  mismo y con el mundo en el que habitó.
Solo espero que el Universo nos premie, dentro de unos cientos de años, permitiendo que algunos cuantos átomos de lo que fue Saramago, se reencarnen en otro ser que pueda parecérsele.
Adiós maestro.

No hay comentarios: