domingo, junio 20, 2010

El Amor y los Pedos

No negaré que el título puede llevar a engaño, o incluso para las mentes excesivamente bienpensantes hubiera sido mejor no poner un exabrupto como ese y sustituirlo por algún otro sustantivo como “ventosidad”. Pero sucede que el autor gusta de nombrar a las cosas por su nombre potente y realista, por ello considera que “pedo” queda bien. Es bisílaba, contundente y veraz. Después viene esa extraña mezcla con el amor, esa maravilla que llega a confundirnos la mente y el cuerpo. Es por esa razón que me encanta la mezcla de lo espiritual del amor con lo etéreo de los gases corporales. Dicho esto podemos pasar a comentar el por qué de mezclar ambos mundos.
A medida que se asienta el amor, en el momento en el que el grado de confianza es suficiente es cuando un individuo puede ofrecerle a su pareja un producto real, necesario y cotidiano de su fisiología; sus pedos. Es ese un instante importante en la demostración del cariño, cuando el uno se muestra a otro en toda su humanidad. De repente se van al traste todas esas películas románticas y ñoñas en las que los protagonistas no van al baño ni tienen diarreas, ni caspa, ni granos.
Ese primer pedo en presencia del amado es un reconocimiento total de la humanidad de uno mismo y del alcance y asentamiento del cariño por el otro. Del mismo modo que la aceptación del pedo recibido ha de ser un acto de comprensión y compromiso con el que lo obsequió.
Todo lo dicho parece más una broma que una realidad. Puede ser entendido más como un chiste que con la seriedad con la que lo he querido exponer.
Al final ese pedo es como  las muestras de cariño hacia el ser amado. No es bueno ni sano esconderlas. Ese pedo es como las palabras o las criticas que tanto el uno como el otro se callan por no afrontar lo que pueda suceder en ese paraíso que no es tan bonito ni irreal como lo pintaron las películas.
Los pedos y el amor pueden y deben ir de la mano para que una relación perdure del mejor modo posible. Es un modo de verlo, pero sé que habrá mejores ejemplos.

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