Ciertamente uno se va haciendo mayor y va perdiendo una cierta perspectiva de algunas cosas.
Debo agradecer a uno de mis hijos el hecho de que la lectura anterior que hice sobre la fábula de la cigarra y la hormiga no fuera del todo correcta. Para que fuera veraz del todo hacía falta la apostilla que vendrá a continuación y que retomo en el momento en el que la pobre cigarra se encuentra sola, hambrienta y despechada por la estúpida y rica hormiga. Sigo...
En ese momento, mientras la cigarra maldecía su suerte de artista, apareció un insecto volador, negro y de especie indeterminada. Se paró ante ella y le presentó una tarjeta que decía:
Nombre: Insecto voraz
Empresa: ASGIAE (Asociación General de Insectos Autores Expoliadores)
Hecha la presentación le argumentó que se había pasado todo el verano cantando temas de terceros por los que no habíapagado los cánones previstos por su asociación. Que el importe de la multa por tamaña desfachatez era de un monto tan elevado que, con toda probabilidad, debería ser devuelto por sus descendientes en un periodo sin determinar.
La pobre cigarra se quedó hecha polvo y pensando - Se cumple que cuando una toca fondo ya solo le queda escarbar para ir a peor - Reunió a toda la familia en el lecho de muerte y les explicó el futuro que les esperaba. Después exhaló el último suspiro.
El pequeño de la familia, aun lloroso se frotó los élitros diciendo en el lenguaje de las cigarras - Me cago en la puta madre que parió al de la ASGIAE -
Es por ello que desde entonces las cigarras decidieron no jugársela más interpretando temas de terceros y solo se dedican a repetir la frase que dijo en su momento el benjamín de la familia llamado Lucas.
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