domingo, marzo 14, 2010

PIEDRA PEQUEÑA

En su poema “piedra pequeña”, León Felipe nos enseña lo que podemos llegar a ser aquellos que no somos nada para los importantes, interesantes e inalcanzables del planeta. Desde la perspectiva del hombre poeta, al que le tocó luchar con la sutil arma de la palabra, nos explica la importancia de no ser nada, de parecerlo más bien.
Sabemos con certeza que como piedrecitas que somos nunca formaremos parte de nada importante. Nunca seremos presidentes de ningún banco. Jamás formaremos parte de ningún consejo de administración donde se decida el futuro de millones de humanos. No seremos ningún general canalla que se apodere de la verdad por la vía de las armas. Ni llegaremos a ser jerarcas de la iglesia que decidan a través de su fundamentalismo que es el bien y que es el mal.
Sabemos también que las más de las veces nos tocará ser pisoteados como lo son las piedras del camino, que nos tocara movernos entre el fango y pugnar por salir de él para que nos dé el sol. Somos conscientes de que a pesar de que seamos muchos apenas nadie se fijará nunca en nosotros, y esa es tal vez la mejor baza de la que disponemos. La invisibilidad que nos otorga nuestra poca importancia es la que puede convertirnos en piedra de honda, parecida a aquella con la que, según la leyenda, David mató a Goliat.

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