Parece ser que el IV Reich ya ha llegado, a pesar de que camufle su nombre y se haga llamar “los Mercados”. La democracia, aquel bello sueño que nació hace más de 2000 años en Grecia, cuna del pensamiento; la misma que a lo largo de la Historia requirió ríos de sangre para que se constituyera y asentara, ha muerto para todos. Nuestros políticos, unidos como nunca antes, la han rendido a los pies de los especuladores financieros. Si en este país quedaba un ápice de vergüenza, dignidad, profesionalidad, sentido común, Ética, por parte de la clase política, se ha perdido definitivamente. Y lo peor es que esa desvergüenza haya venido de un partido histórico. Un partido que, a pesar de los errores que hubiera podido cometer, siempre intentó ser el freno de la derecha casposa y nacional católica que campaba a sus anchas por este inculto páramo.
Pero al final, como colofón de una cobarde legislatura, su representante, José Luís Rodríguez Zapatero, y casi todos los integrantes de su partido, se han unido en cuerpo y alma, en una extraña orgía, con los integrantes de aquella derecha de la que siempre creímos que nos defenderían. Extrañamente y al unísono, algo impensable a la hora de defendernos, han manipulado a escondidas lo que hasta ahora parecía intocable: la Constitución. Férrea para algunas cosas pero sutilmente manipulable para otras. Necesitada de la participación obligada de la ciudadanía en algunos casos, pero cambiable al gusto y sin contar con nadie cuando lo que se pone en juego es el futuro social de los ciudadanos. Que terrible incongruencia.
El señor Zapatero (y todos los integrantes de su partido) serán los responsables históricos de la decadencia del PSOE y de la rendición incondicional de los ciudadanos. Para la Historia solo legará su Cobardía.
Cobardía para no zanjar, de una vez por todas, los acuerdos Iglesia-Estado que nos vimos obligados a heredar de la dictadura y que representan una sangría económica de un alto coste anual.
Cobardía para no perseguir a las fortunas y grandes corporaciones que han evadido 42.711 millones de euros en el último año
Cobardía para no perseguir La economía sumergida.
Cobardía para regalar el dinero “de todos los españoles” a los bancos sin pedir siquiera la nacionalización de los mismos.
Por poner unos pocos ejemplos, aunque los haya a cientos.
En esa actitud cobarde es donde Zapatero ha dejado ir ingentes cantidades de dinero que ahora nos tocará pagar a los ciudadanos a través de la limitación futura de nuestros derechos y gracias a la connivencia con el PP.
Dentro de poco vendrán las elecciones generales. El PSOE bajará a mínimos históricos, aunque a mi parecer debería desaparecer del espectro político; los partidos nacionalistas harán lo de siempre, pactar con quien sea menester para sacar tajada del poco pastel que quede; la izquierda, mal que nos pese, continuará desunida y dando bandazos sin que pueda ser representativa de nadie; y el PP será el claro vencedor al aprovecharse de la incultura y el provincianismo de gran parte de españoles que no ven más allá de sus narices ni piensan, egoístas como son, en la descendencia que dejarán.
Esto será un paso adelante para el libre mercadeo de las personas. Será un paso atrás en lo relativo a las pocas libertades que nos quedan y que se demuestras con las últimas actuaciones policiales, que se acercan cada vez más a las de las feroces dictaduras que ensombrecieron el cono sur de América… En consecuencia todo irá a peor, si cabe. Incluso en palabras de Iñaki Gabilondo la Democracia se ha rendido. Pero, ¿Nos hemos de rendir todos los ciudadanos por el hecho de que ellos hayan rendido a la Democracia?
No sabemos qué pueda depararnos el futuro, aunque haya una cosa que sí deberíamos tener clara: la mayor parte de la población somos la base que sustenta la pirámide sobre la cual viven, con la misma prepotencia que generales nazis, esos “Mercados”; pero a diferencia de las piedras, nosotros, todos, podemos movernos y hacer que la pirámide caiga. En nuestra mano está el ir abriéndole los ojos a todos los que no aún no ven. De nosotros depende que seamos capaces de detener su avaricia enfermiza. Es nuestro deber llevar la desobediencia civil hasta detener el país, si es necesario. Mal que les pese, les somos necesarios. ¿Quién les produce? ¿Quién consume sus productos? ¿Qué harán si dejamos de producir y de consumir? Fijaros que ya ha habido países, España no, por supuesto, en los que los ricos se ofrecen a pagar más impuestos. ¿Pensáis que es por altruismo, o será más bien que algunos ya son capaces de verle las orejas al lobo?
Pensad en el día que nuestros hijos o nietos puedan pedirnos responsabilidades por el presente que les dejemos en ese futuro cercano. ¿Qué respuesta querréis darles? “Yo estuve allí. Salí a la calle y actué” (incluso sin conseguirlo) o “Es que la vida es así y nada puede hacerse”. ¿Cuál de las dos respuestas desearemos darles para morir en paz?
Pensad, opinad, reaccionad, actuad.
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