A nadie deberían
extrañarle los recortes en Educación, Y quien se extrañe es que no entiende
demasiado de qué va la película o bien tiene una visión altamente poética de la
realidad en la que andamos inmersos. Me explicaré:
Siempre que se
impone una Oligarquía, y esta Democracia “de pega” que tenemos en España ha
demostrado sobradamente que lo es, su primera y principal preocupación es el
control de la Cultura y de la herramienta que la propaga, la Educación.
Esto no es así por
un mero capricho del grupo oligárquico. Tiene un significado profundo y
estudiado, que ha sido utilizado hasta la saciedad a lo largo de la Historia; y
en España con grandiosos resultados que, aún hoy en día, seguimos sufriendo.
La primera
intención, y la principal, es que un
pueblo que permanece inculto es fácilmente manipulable, ya que la falta de
criterio que deriva de su incultura le impide darse cuenta de la realidad que
le envuelve. Una prueba de ello es dar un somero repaso a qué cosas mueven
realmente a la ciudadanía hispana en general. Unos pocos ejemplos pueden ser: el
futbol, al que se llega a vincular con patrias y banderas y por el que se llega
a matar; la televisión, en donde los programas de más audiencia no son sino
meros escaparates de putas y macarras (la mayor parte de las veces) o
chafardeos y envidias diversas; o altas dosis de beatitud de salón en forma de
fiestas patronales, procesiones y proclamas de la milagrosidad de santos,
mártires y Cristos varios. Todo ello aderezado con cervecitas en la terraza de
un bar y un lacónico “esté yo bien, los demás que se jodan”.
La segunda, que ya
tiene que ver con la utilización práctica del populacho, es de tipo económico.
Esto es, cuanta menos cualificación o
mayor cantidad de individuos para efectuar el mismo trabajo, los salarios
tenderán a ser cada vez más bajos; con el consiguiente beneficio de las clases
dirigentes.
Sobre esto último
se podría argumentar que ¡No! Que eso no interesa, ya que a la Economía le
conviene que haya personal cualificado dado que de ese modo la Industria
mejorará. Es razonable, no lo dudo, pero solo en países que fueron capaces de superar la primera intención o que pretenden ser punteros y pioneros en
cualquier empresa. Pero no olvidemos que hablamos de España, un país al que
yo definiría brevemente como de “albañiles y camareros” y en el que la visión
del 90% de los empresarios, los primeros incultos, no va más allá de la
filosofía, también española, del “pan para hoy y hambre para mañana”. Somos,
mal que nos pese, la pescadilla que se muerde la cola. Y con los recortes lo
único que haremos es ir a peor, si ello es posible.
La contrapartida de
todo esto vendrá, potenciando los centros concertados, esa vergüenza privada
pagada con el dinero de “todos”, y que mayormente estará gestionada por escuelas
pertenecientes a tal o cual orden religiosa católica. A esos el dinero que no
les falte que se deben muchos favores los unos a los otros.
La culminación
estará en una carísima y elitista enseñanza privada que se encargará de
adoctrinar, que tampoco educar, a los retoños de la Oligarquía, preparándoles
para ser los futuros dirigentes de una población cada vez más inculta, más
dócil, más maleable, más conformable y, por supuesto, más fácil de engañar.
Pero el hecho de
que la Oligarquía desee esto no implica, obligatoriamente, que nosotros debamos
agachar la cabeza y aceptar. Hay cosas que podemos hacer al margen de las
escuelas y los institutos para echarle una mano al profesorado y a los niños y
jóvenes que serán el Futuro.
Podemos
preocuparnos más por nuestros hijos. Leer para que ellos lean, aprender de las
lecturas y comentarlas con ellos para que aprendan también. Aprender el manejo
mínimo necesario de la Informática para movernos por la Red y filtrar lo que de
bueno tiene, para contrastarlo luego con lo que nos cuentan los medios de
información que están vendidos al sistema.
Es nuestra
obligación, no la de la escuela, transmitirles que deben ser personas honestas,
críticas y pensantes. Decirles que las verdades absolutas no existen, que lo
que cuenta la Tele no es necesariamente la verdad (casi nunca lo es).
Explicarles que no es tan importante “tener” como “ser”. Decirles que
“hipotecar la vida por adquirir cosas no va a hacer sino esclavizarlos”.
Acumular
conocimientos debe ser tarea conjunta de las escuelas y los padres, seres
olvidadizos de la responsabilidad que se adquiere con la reproducción. Pero la
tarea de educar, Educar de verdad para que nuestros retoños no comulguen con
ruedas de molino, esa, recae exclusivamente en los padres y en las cualidades
humanas que sean capaces de transmitirles.
Termino con el
enlace a una breve biografía de Bertrand
Russell, alguien con quien tal vez convendría compararse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario