lunes, septiembre 05, 2011

Comentarios a la carta de Esperanza Aguirre

Que el nivel cultural de nuestros políticos es más cercano al que pudiera tener Idi Amin Dada que al de Isaac Newton, por poner un ejemplo; no es algo que pueda extrañar a nadie con dos dedos de frente. Así iría el país si ocuparan sus cerebros en algo más que expoliar lo que se pueda antes de que se les termine el chollo. Así nos iría si ellos hubieran demostrado su valía para estar donde están en vez de escalar posiciones políticas a base de les resoplaran en la nuca.
Por eso no es de extrañar que la muy digna señora Esperanza Aguirre Gil de Biedma piense que la tilde es un elemento decorativo y que ello la lleve a confusiones tontas entre “mas” y más”, “cómo” y “como” o, la más sutil de todas, “ira” con “irá”; ni que su nivel de redacción sea tan pésimo que no pasaría un mínimo examen de redacción, algo que sí se le pide a la mayoría que desea acceder a la administración o a estudios superiores.
Pero a pesar de ello, no creo que eso sea lo importante. Lo realmente terrible es que la presidenta de la Comunidad de Madrid tenga la desfachatez de mandar ese texto. Porque al hacerlo demuestra: o bien una prepotencia que la hace sentirse por encima del bien y del mal (un insulto a la ciudadanía); o porque piensa que el nivel del profesorado es cercano al suyo (un insulto a los pobres profesores); o porque sus asesores, esa gente que cobra bastante más dinero que el profesorado, tienen el mismo nivel académico que ella (un insulto a la inteligencia).
Ese es el problema grave que subyace en su famosa carta, que habiendo infinitas posibilidades de hacerlo bien, decidiera la única que le permitía hacerlo fatal.

Y yo me pregunto: ¿Puede ser ese un simple y sintetizado ejemplo de cómo funcionan las cosas en la alta política? Que el Señor les coja confesados (a los ateos, encamados en buena compañía).




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