Me dio por pensar en fútbol, después os cuento porqué. Me vi recordando esos partidos en los que se produce un férreo marcaje entre dos jugadores; de esos que cuando lo estás viendo piensas: “Le va a meter una leche que lo va a dejar lesionado de por vida”, o cosas por el estilo; con unas entradas que vistas a cámara lenta parecen sacadas de Kill Bill por la violencia que uno les atribuye. Después te das cuenta de que incluso esa “violencia” forma parte del circo. Al terminar el partido se abrazan, se sonríen, probablemente se vayan a cenar juntos y, si me apuras, a poco golfos que sean, se van juntos de putillas. Todo aquello que se vio por pantalla, aquel odio simulado, que en muchas mentes simples se trocó en odio real (que tristeza), no es más que testosterona a raudales y escuela Brecht de teatro.
Es exactamente lo mismo que les sucede a nuestros políticos. Únicamente debemos cambiar la dosis de testosterona por la de “quieromásdinerona”, que parece ser que solo generan ellos en una glándula conocida como “melasudanlosvotantes”.
Lo dicho en el anterior párrafo queda demostrado en la siguiente noticia en la que PP y PSOE han unido sus esfuerzos para que nadie pueda tocarles las prebendas que como casta creen merecer.
En noticias como esta queda patente que la corrupción y el cinismo de toda la casta política es algo que está más allá de toda duda. Su falta de ética ante aquellos que les votaron es peor que la que esgrimieron dictadores de la talla de Bokassa o Idi Amin Dada. Estos, al menos, jamás escondieron sus intenciones; mientras que nuestros políticos son lobos con piel de cordero a los que ningún ciudadano les importamos una mierda salvo ellos mismos y sus allegados.
Cuando deben salir a buscar votos son capaces de vender a su madre. Por un voto mentirán, prometerán y se denigrarán los unos a los otros; una vez conseguido se tomarán unas copas, igual que hacen los futbolistas.
Lo que ellos no saben es que su comportamiento al estilo Fuenteovejuna está convirtiendo a los ciudadanos en un Fuenteovejuna de verdad, uniéndonos cada vez con más fuerza para luchar contra su desvergüenza. Y cabe la posibilidad de que aún no consigamos acabar con ellos, son listos y todavía queda un alto porcentaje de ciudadanos a los que no se les ha caído la venda de los ojos, pero con el tiempo, ese aliado de la Historia, algún día les venceremos.
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