En Barcelona.
Lugar: Parc de la Ciutadella (Parque de la Ciudadela) sede del parlamento catalán.
Así está el escenario democrático a fecha de hoy:
En el interior, los políticos, escondidos tras las rejas del hermoso parque barcelonés, compartiendo “jaula” y espacio con los animales que habitan el zoo integrado en ella y protegidos por una jauría de homo sapiens que aceptaron trabajar de “cánidos del sistema”. Sin escuchar. Ciegos y sordos. Vendidos a un sistema que nos llevará inexorablemente a una geografía tercermundista y a una época cercana al siglo XIX, momento de grandes revoluciones sociales. Perdidos dentro su propia jaula dorada desde donde siguen gestionando su avidez y su deseo de más y más.
En el exterior, sus votantes. El pueblo. Aquellos que les dan de comer, les visten y suministran todos y cada uno de sus caprichos. Miles de personas que no desean otra cosa que decirles “No. Ya basta”. Gente de todas las edades intentando transmitirles que esto no puede seguir así; que estamos tocando el fondo y no estamos dispuestos a escarbar; que estamos hartos de ser la moneda de cambio de todos sus errores; que el futuro es inviable si ellos, a los que nosotros les dimos el poder para que nos protegieran, nos ningunean y se nos ríen en la cara.
El colmo de todo ello es que ese parque, ese hermoso pulmón verde de la ciudad, nació como una ciudadela. El lugar donde masacraban a todos los barceloneses que decían “No. Ya basta” ,
¿Qué haran ahora? ¿Se parapetarán dentro y masacrarán a los de fuera?
No sé que responder. La falta de ética de los políticos de mi tierra es igual, sino peor, que la que observo en el resto del país y seguro que son capaces de todo.
Pero dos cosas sí que tengo claras y las repito siempre que puedo:
1 – Quien no conoce la Historia se arriesga a que se repita.
2 – Adolf Hitler llegó al poder a través del sufragio universal y su paso por el mundo costó muchos millones de cadáveres.
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