¿Qué dirán mañana los políticos indecentes que viven a nuestra costa?
¿Qué imágenes ofrecerán por las televisiones que manejan a su conveniencia?
¿Qué les harán decir a los periodistas que les lamen sus dignos e intocables culos?
Dado su atrevimiento, su miedo y su rabia cabe la posibilidad de que nos definan otra vez como kale Borroka, como un pequeño grupo antisistema que salen a destruir la paz ciudadana… ¿Por qué no iban a hacerlo desde la “indignación” que les embarga, pobrecitos? Si yo fuera ellos también me indignaría. Cómo se atreve el populacho a salir a tomar las calles; quiénes se creen que son que pueden pasear a sus anchas por ciudades que no les pertenecen aunque hayan pagado.
Para seros sincero me la trae al pairo lo que puedan decir mañana. Y esto es así porque hoy, ciudadanos, les hemos callado por mucho que bramen.
Hoy la gente ha tomado las calles de manera pacífica, clamando simplemente que “No”, que necesitamos que las cosas cambien. Hoy, un río sereno de seres humanos de todas las edades, hemos desbordado muchas calles de nuestras ciudades. Y no sé si hemos sido miles o cientos de miles, eso no me importa. Porque para mí, más importante que la cantidad lo ha sido la calidad de cada una de las gotas que formaban esa corriente humana: niños con sus padres, los jóvenes que nos han hecho levantarnos, gente de 50, 60 y hasta de más de 70 años. Un grupo humano que transmitirá a otros lo vivido para que se también se levanten, se quiten la venda de los ojos y se animen a salir a la calle una y otra vez.
Hoy solo ha sido la primera… Pero habrá más.
Tantas como sean necesarias hasta colapsar las ciudades o hasta que los políticos parásitos bajen de sus pedestales, den la cara y acepten las consecuencias de sus actos. No en vano tenemos cada vez menos cosas que perder y sí muchas a ganar.
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