miércoles, diciembre 01, 2010

Elecciones catalanas

Andábamos viviendo la jornada de reflexión. Llegó la noche y me acosté. Había reflexionado mucho y por lo tanto estaba cansado pero feliz “mi estado habitual últimamente”. Lejos de tener un descanso plácido, a mi mente le dio por soñar. Bueno, soñar no es la palabra, tuve una pesadilla.
Soñé que era israelita y que había habido elecciones en mi país. Por primera vez se presentaba el partido “Nationalsozialistische” (Nacional Socialista) cuyo representante era el mismísimo Adolfo secundado por Joseph Goebbels. Recuerdo que me subía por las paredes pensado cómo era posible que estuviera sucediendo eso. Lo atroz del sueño vino con el recuento de votos. Ahí me veía yo, pegado al televisor, mientras los escaños conseguidos por ese partido subían y subían.
En ese momento el yo real se debatía en la cama, sudando. Entonces desperté gritando: “Han quedado los terceros. Han quedado los terceros”. La pibita que dormía esa noche a mi lado y de la que no recuerdo ni el nombre no paraba de tranquilizarme. Le expliqué el sueño y ella, como era de esperar, entendió lo mismo que si le hubiera comentado la Teoría de la Unificación.
Me levanté, le di puerta a la ya nombrada, me fui a votar como un buen ciudadano y dediqué el resto del día a leer, escribir y estudiar.
Llegada la noche empecé a darme cuenta de que no había tenido una pesadilla. Lo que yo entendí como tal había sido un sueño premonitorio y terminaron cumpliéndose las peores expectativas.
El PP, el partido anticatalán por excelencia, el partido que propugna el españolismo más carpetovetónico, el partido nacional católico que aspira a que el absurdo clero mantenga su vergonzoso estatus lamiéndole lo que sea menester, se ha convertido en la tercera fuerza política de mi pequeño país.
Solo espero que no tengamos lo que nos merecemos. Solo espero que no llegue un día en que mi país sea un inmenso Austwich.

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