miércoles, noviembre 10, 2010

Muere el represor Massera

El que fuera símbolo de la represión, integrante de la junta militar que gobernó Argentina entre 1976 y 1978 junto con Rafael Videla, ha fallecido. Habría que darle el pésame a la familia, ya que incluso el ser más abyecto tiene unos padres. El peor psicópata es capaz de encontrar una mujer que le ame para relajar las ansias con ella e incluso el peor asesino puede, por desgracia, llegar a engendrar hijos.
Yo, por mi parte, me alegro hasta la risa de su muerte, aunque esta haya llegado demasiado tarde. Individuos de su calaña deberían morir antes de los diez años; alegrarles la vida a sus padres durante ese tiempo y después que la medicina los sacara del medio. Pero no, hasta eso sería un riesgo. Seres como él son capaces de generar mucho daño en tan corto intervalo de tiempo: sacarle los ojos a algún compañero del colegio, ahogar a un primito en la playa o dedicarse a torturar insectos y lagartijas.
Creo que lo positivo fuera que los científicos dedicaran tiempo, dinero y todo tipo de recursos para encontrar el gen del monstruo, la parte encargada de generar al futuro ser abyecto y, una vez engendrados, proceder a su eliminación. La humanidad ganaría en calidad y de paso, se procedería a una pequeña selección natural que quitara de en medio a un pequeño porcentaje de la población, equilibrándola en algo.
Pero como a pesar de ello esas taras genéticas siguen naciendo, no nos queda otra cosa que agradecerles que mueran. Vaya pues mi felicitación y muestras de alegría por el óbito de otro monstruo.
Gracias señor Massera. Gracias por morirse. Solo hubiera echado en falta que sufriera un poquito, para que se acercara mínimamente a todo aquello que regaló en vida. Ahora solo espero que día a día haya muchas personas que se acerquen a su tumba, gente de bien que vaya allí a asegurarse de que realmente está bien muerto.

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