miércoles, marzo 23, 2011

Culpabilidad = Miedo

Siempre he compartido el hecho de tener un admirador secreto que día tras día entra en mi blog analizándolo hasta la saciedad. Leyendo cada entrada y cada comentario. Dedicando ingentes cantidades de tiempo que podría destinar a leer a Tolstoi, Cervantes, Murakami, Keynes…
Nunca lo entendí del todo. Me preguntaba siempre qué maravillas plasmo yo en estas páginas para ser idolatrado de ese modo. La respuesta llana y simple es: ninguna. En estas páginas no hago sino compartir mis manías, mis neuras, mis tonterías al fin y al cabo. No hay en ellas valor artístico, filosófico, político o religioso como para dedicarles tanto tiempo.
Entonces ¿Cuál puede ser la causa de tanta admiración?
Pensé: “Será una mujer que me admira y por la razón que sea no puede contactar conmigo, siendo este el vehículo por el que satisface su necesidad”. No, me respondí. Jamás he sido tan admirado por ninguna mujer, y a mi edad no iba a empezar dicha maravilla.
Pensé: “Será alguien que desea coger ideas para escribir o para contarle a una mujer por la que sienta deleite”. No, me volví a responder. Ya dije que lo que escribo carece de calidad alguna.
Pensé: “Será un pajillero que se deleita con los relatos eróticos”. No, me respondí. Si fuera así solo leería aquellos que son útiles para la masturbación.
Todo han ido siendo preguntas sin respuesta. Entonces ¿Qué mueve a ese admirador a hurgarme de ese modo? Y yo venga a darle vueltas y vueltas al tema, sin sacar conclusión alguna.
Pero por fin me dio por pensar de un modo más retorcido y hacerme otro tipo de preguntas ¿Y si fuera alguien que pensara que estoy en conocimiento de ciertas “cosas”? Alguien que se sintiera culpable por algo que piense que yo sé de él. Al fin y al cabo todos sabemos cosas. Incluso algunas de ellas pueden ser muy importantes aún sin ser consciente de ello. Cosas de la vida privada de otros por ejemplo: debilidades sexuales, alimentación psicotrópica, la moral de sus parejas…
Entonces me di cuenta de algo importante. Por la razón que sea se sienten culpables de algo, y esa culpabilidad les hace sentir miedo; miedo de que yo pueda ser como son  ellos: que mi servidumbre a la maldad, a la envidia y venganza pueda ser como la suya. De repente me di cuenta: La culpabilidad genera miedo. Una igualdad simple en la que al incrementar el valor de uno de los miembros, automáticamente se incrementa el valor del otro: cuanto más culpable se es mayor es el miedo y en función del miedo se sabe el valor de la culpabilidad. Esa y no otra debe ser la razón de que pierda su tiempo de ese modo, no veo otra opción. De momento me ilusiona pensar que pueda tener razón y que alguien pueda temerme. A mí, que jamás asusté a nadie.
Lo voy a celebrar con un paseo al sol de marzo y degustando mi cero en el miembro “miedo”.

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