miércoles, noviembre 03, 2010

Visita del Papa a Barcelona 4

Poquito a poco se acrecienta la imagen de “circo” con la llegada del alemán ojeroso.
Todos hacen números para ver que tajada sacarán con el evento: Los politicastros tomando posiciones para salir en la foto, el arzobispado haciendo su proselitismo en pro de una falsa fe que imaginan, los medios de comunicación pensando en qué anuncios meterán entre la retransmisión (estaría bien que Durex pagara el máximo para salir), los distintos gremios pensando en si harán o no su agosto, muchos barceloneses pensando que su ciudad se reconvertirá en la ciudad de Dios que postulaba San Agustín.
Tal parece que lo que nos venga a visitar sea Cristo en persona y no su gerente en la Tierra. Todo se vende, absolutamente todo. Y nosotros, pobres imbéciles, a tragar con todo pensado que la semana que viene nos habrá cambiado la vida.
Mal deben ir las cosas como para que se monte este “Cristo” (Nunca mejor dicho) por la llegada de un señor a sacralizar un bonito edificio.
Mal debe ir la humanidad cuando recibo infinidad de visitas que buscan información relativa a la venida del Papa a Barcelona.
Algo podrido se habrá escondido debajo del cesto para que nos enseñen de manera tan sustancial un evento tan carente de importancia.
No quiero imaginarme al pobre Gaudí en medio de este circo. Él, que diseñó la Sagrada Familia sin sobrepasar la altura de las pequeñas montañas que rodean Barcelona, porque pensaba que la obra del Hombre no puede estar por encima de la obra de Dios. Él, que diseñó ese edificio con la intención de que fuera un templo expiatorio que se sufragara con las aportaciones de aquello que tenían algo que expiar.
La verdad es que viendo el circo que han montado, imagino a ese Jesús que ellos inventaron destruyéndolo todo, lo mismo que hizo en el templo de Jerusalén.
Claro que… ¿Y si no fue un invento y todo lo que nos contaron fue real? Entonces aún cabe la posibilidad de que baje de su cielo en los próximos días y cumpla con su cometido.
Si ello sucede igual me da por abrazar la fe.

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