El comportamiento de
los ejecutivos en las cajas de ahorro españolas está bajo la lupa
precisamente cuando el sector se prepara para pedir el rescate de los
contribuyentes.
Mientras los
contribuyentes europeos se preparan para rescatar a los bancos
enfermos, los fiscales anticorrupción, los académicos y los
parlamentos regionales han empezado a descubrir una historia de
codicia, compadreo y arribismo político que ha llevado a caer a
muchas de las principales cajas de ahorro del país.
Con el cuarto mayor banco
del país -Bankia- reclamando 19.000 millones de euros y las
autoridades admitiendo por fin que serán necesarios 9000 millones
más para salvar a otras dos antiguas cajas de ahorro
-CatalunyaCaixa y Novagalicia- , la preocupación se centra en el
montante creciente y en la manera en la que se han dirigido los
bancos.
Los investigadores
judiciales analizan también los pagos a antiguos altos cargos y la
salida a bolsa de Bankia, en la que 350000 pequeños inversores
vieron cómo dos tercios de su dinero se desvanecían.
El importe total que
deben pagar los fondos de rescate europeo se ha incrementado a causa
de las indemnizaciones multimillonarias recibidas por algunos de los
antiguos altos cargos poco tiempo antes de que los bancos se fuesen a
pique, así como por las decisiones tomadas por miembros
no-cualificados de sus consejos de administración que, ahora,
reconocen su incapacidad para analizar las cuentas de los bancos.
Consejos de administración abarrotados de puestos políticos y de
personas cuyo conocimiento sobre la banca es prácticamente nulo
-incluyendo, en un caso, un cajero de supermercado-.
Miembros que a menudo se
limitaban a firmar decisiones que otros tomaban previamente y que,
además, eran recompensados con puestos bien pagados en consejos de
administración de compañías subsidiarias, con viajes de lujo a
lugares exóticos y con "créditos blandos".
Viajes a la India, China
o Chicago y los cientos de millones de euros prestados a ejecutivos,
directivos y familiares formaron parte del sabroso plato de
favoritismo politico y tráfico de influencias.
Los miembros de los
consejos eran a menudo políticos sin preparación y, por ello, los
investigadores académicos perciben una relación estrecha entre el
montante de la mala contabilidad y la inexperiencia, falta de
cualificación y grado de politización de los consejos directivos.
Un comité del parlamento
regional valenciano está investigando cómo la Caja de Ahorros del
Mediterráneo (CAM) -descrita por el Banco de España como "lo
peor de lo peor"- quebró el pasado julio.
"¿Que si comprobé
las cuentas?" responde José Enrique Garrigós, un modesto
hombre de negocios que llegó a ser miembro del consejo de
administración de la CAM "Mire, soy un empresario corriente; no
tengo el tiempo o la formación para hacer eso".
Él mismo reconoció que
otros miembros de la caja de ahorros, radicada en Alicante, al Este
de España, incluían un cajero de supermercado y un sociólogo. Se
ha dicho también que un profesor de baile, un artista y un psicólogo
universitario formaban parte del mismo consejo.
"Las cosas que hemos
oído son surrealistas" dijo Mireia Mollà, diputada regional
del partido de izquierda Compromis. "Todavía no sabemos cuáles
fueron las indemnizaciones que recibieron los directivos cuando
abandonaron el barco".
Algunos miembros del
consejo han sugerido que las actas de las reuniones podrían haber
sido falseadas. Preguntan, por ejemplo, si alguna vez fueron
consultados en asuntos capitales como los pagos a ejecutivos o las
advertencias del Banco de España de que la caja estaba en una
situación muy complicada.
"Nunca vi las actas
oficiales a las que la ley obliga", declara Jesús Navarro, otro
miembro del consejo "salvo en la pantalla de un ordenador".
Para estudiar las cuentas
hubiese necesitado ser una "superwoman", se lamenta otro
miembro del consejo de la CAM. "No tenía los conocimientos
suficientes: ni financieros, ni legales, ni contables… Los miembros
del consejo no estaban obligados legalmente a tener ningún tipo de
formación o experiencia", afirma su compañero en la junta
directiva Juan Pacheco.
Todo lo anterior dejó el
control de la CAM en manos de Modesto Crespo, del director general
Roberto López Abad y de otros pocos directivos -afirman- con el
consejo limitado simplemente a firmar sus decisiones.
"No había apenas
ningún debate y las votaciones eran… unánimes" declara
Pacheco.
"Un consejo de
administración al año se organizaba en el extranjero", comenta
Navarro. "Yo me negaba a asistir por principios" Pero, sin
embargo, admite haber acudido a una reunión a cientos de kilómetros
-en San Sebastián- con otras cincuenta personas: "Obviamente,
fui con mi mujer. El resto del consejo también acudió con sus
parejas".
Durante seis años, los
miembros del consejo y los ejecutivos de más antigüedad -o sus
familias- recibieron 161 millones de euros en prestamos blandos, a
menudo con intereses muy bajos, según C.C.O.O. Los mismos ejecutivos
han visto doblados sus salarios a lo largo de ese periodo.
Las cajas de ahorros en
su conjunto concedieron a sus dirigentes un incremento del 50% de sus
sueldos durante ese tiempo, aunque los beneficios sólo aumentaron en
un 7%, añade el sindicato.
Mireia Mollà, la
diputada de Compromis, declaró que una forma de salvar los límites
salariales en los consejos de administración de la CAM -una entidad
sin ánimo de lucro- fue otorgarles puestos bien pagados en los
consejos de compañías propiedad -total o parcial- del banco.
Los políticos locales
escogían a muchos de sus miembros y usaban las cajas para financiar
sus proyectos.
"El uso de las cajas
como bancos para los gobiernos regionales es parte del origen del
problema", declaró Álvaro Anchuelo, diputado del pequeño
partido centrista UPyD. "Los usaron para financiar aeropuertos
sin vuelos conocidos y parques temáticos ruinosos".
Dos días antes de la
quiebra de la CAM, el banco prestó 200 millones de euros al
arruinado gobierno de la Comunidad Valenciana -dirigida por
compañeros de Mariano Rajoy en el Partido Popular, que además
controlaba la mayoría de los nombramientos del consejo-.
Parte de los directivos
de la CAM había optado por prejubilarse mientras el banco se dirigía
al desastre; seis miembros, incluyendo a su director, López Abad,
abandonaron sus cargos con indemnizaciones que en total superaron los
10 millones de euros.
Historias similares de
pagos multimillonarios están surgiendo de otras cajas, que ahora han
sido obligadas a fusionarse o a ser absorbidas para formar bancos
comerciales -con las cajas de ahorro como accionistas-.
Bankia, por ejemplo, pagó
al directivo Matías Amat 6.200.000 euros en concepto de jubilación.
Bancaja, una de las siete cajas que se fusionaron para formar Bankia,
le debe aún a Aurelio Izquierdo 14 millones de euros.
La CAM fue nacionalizada
y vendida al Banco Sabadell por 1€, después de recibir 3000
millones de euros del FROB, que ahora parece incapaz de asumir el
rescate de otras antiguas cajas de ahorros.
Los intentos de
investigar Bankia han sido bloqueados por el Partido Popular en el
Parlamento y en la propia Comunidad de Madrid, pero el fiscal general
del estado ha anunciado la apertura de una investigación. Doce de
las cuarenta y cinco cajas que existían hace tres años están
siendo investigadas por anticorrupción.
El jueves, el parlamento
catalán aprobó formar un comité para tratar los problemas de la
banca en su conjunto.
"Si realmente
supiésemos la verdad acerca de Bankia y las otras cajas, los dos
partidos mayoritarios -el Partido Popular y el PSOE- explotarían",
afirma Arsenio Escolar, director del diario 20 Minutos.