De tanto en tanto la casualidad le trae a uno algún pequeño motivo para alegrarse de formar parte de este mundo. Debo entonces a una buena amiga que me mandara por casualidad – aunque en realidad nada es tan casual como pueda parecer – un cortometraje de esos que te tocan muy adentro. Me gustó tanto que lo participo en este espacio común. Que lo disfrutéis.
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